metodo essencial

Esta es mi historia

Si me dejas entrar en tu vida cotidiana, vas a experimentar la sesión de fotos más auténtica y real que jamás hayas imaginado.


como surgio todo


¿Cómo surgió el método Essencial?

Desde muy pequeña, siendo una chica, he visto como las niñas querían ser mayores y volverse mujeres para ser el centro de atención, mujeres despampanantes y que brillaran en cualquier sitio que fueran. Tenían muchísima prisa para ello, para sentirse guapas y sobretodo, sentirse deseadas. Yo nunca lo entendí, siempre he sido una inconformista. A mi me gustan las personas sencillas, atractivas por sus gestos, su manera de hablar, de andar o de pensar.

Al iniciar el mundo de internet, las redes y el ahora conocido “postureo” entendí una vez más que no pertenecía a este colectivo. Que la belleza está en los detalles y las pequeñas cosas. En la gente humilde que no pretende ser más que nadie y por ello son personas bellas. Así que empecé una búsqueda para contrastar con estos estereotipos.

A su vez, leí por primera vez El principito. Ese libro me enamoró y con él reafirmé muchos pensamientos basados en: la esencia. Decidí que si algún día conseguía mi gran ilusión de ser fotógrafa, quería plasmar la esencia de las personas, aquello invisible a simple vista y que es mágico en ellas. No quería hacer fotos de modelos o personas que quieren sentirse gente de revista.

Di un cambio de rumbo total en mis estudios y empecé a buscar escuelas de fotografía. En ese momento fui fiel a mis ilusiones y mi proyecto esencial. Tenía una corazonada: podía vivir de lo que más me gustaba hacer y a la vez, crear un mensaje alternativo con mi idea de la fotografía.

Me transformé en fotógrafa de esencias, pero realmente mi visión profesional y mi vida personal cambió radicalmente cuando me convertí en madre. Como madre no quiero recordar a mi hijo sentado en un fondo blanco con flashes de estudio, mirando y obligándolo a sonreír a la cámara. ¡Ese no es él! Quiero poder recordar a mi hijo mientras me escupe la papilla y me deja la cara llena de puré de calabaza, o de sus carcajadas cuando ve a nuestra perrita Berta jugando a quitarse el peluche con nuestro perro Goku o lo mucho que baila y chilla de emoción con los puños cerrados y brazos tensos cuando le toco una canción que compuse para él en el piano. Toda esa esencia la encuentro en la vida cotidiana, en el día a día, en las rutinas.

Desde entonces, me he especializado en fotografía de familia y me gusta acompañarlas a crear un recuerdo real de su maternidad. Dicen que convertirse en madre es también olvidar, perder memoria… y aunque sí, nuestra memoria es limitada, podemos mantener esos momentos mágicos que se viven en casa puertas adentro.

Esos instantes son lo más auténtico que viviremos jamás (y me incluyo a mi también) y es ese “algo” lo que realmente vale la pena revivir en foto para siempre, porque no vuelve.

¡Vamos a disfrutar del ahora y para siempre!